Un estudio del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA) revela que el 65% de los inquilinos en la ciudad destinan más del 30% de sus ingresos al alquiler y los suministros básicos. En uno de cada tres hogares, este porcentaje asciende al 50%. La situación es especialmente grave para quienes viven solos, ya que casi la mitad de este colectivo dedica más de la mitad de sus ingresos al alquiler.
El informe destaca una creciente inseguridad residencial en Barcelona, agravada por el auge de los alquileres temporales y turísticos, así como por la proliferación de modelos como el coliving, que esquivan la Ley de Arrendamientos Urbanos. Frente a esta realidad, el IDRA insta a regular los precios del alquiler, implantar contratos indefinidos y proteger a los inquilinos frente a los desahucios invisibles.
Además, el 80% de los inquilinos barceloneses han cambiado de vivienda en los últimos cinco años, y el 40% han realizado al menos dos mudanzas en este periodo. Estas cifras superan a las de Madrid y reflejan un mercado más precario. Las mudanzas forzosas representan tres de cada diez casos, motivadas principalmente por la no renovación de contratos o subidas abusivas de precios, según el estudio.
El IDRA también alerta sobre la falta de regulación efectiva en Barcelona, donde los alquileres temporales han aumentado un 55% mientras los residenciales han caído un 15%. En un 9,4% de los casos no existe contrato formal, lo que deja a los inquilinos en una situación de vulnerabilidad frente a las presiones del mercado y de las inmobiliarias.