El Ayuntamiento de Barcelona ha presentado su plan de carriles bici para el mandato 2023-2027, y los datos hablan por sí solos: solo se construirán 12,39 km de nuevas vías ciclistas, una cifra muy inferior a las de los gobiernos anteriores. Durante el primer mandato de Ada Colau (2015-2019), la ciudad sumó 91 km de carriles bici. En su segundo mandato (2019-2023), se añadieron 52 km más. Ahora, con Jaume Collboni al frente, la expansión se frena drásticamente, reduciéndose a poco más de 12 km en cuatro años.
El plan incluye un carril bidireccional de 6,6 km en Montjuïc y algunas mejoras menores en infraestructuras ya existentes, como la ampliación del carril en el paseo Joan de Borbó y la reubicación del de la Diagonal en Sant Martí. Sin embargo, proyectos clave como el carril bici en plaza Catalunya siguen sin fecha, dependiendo de otras obras urbanísticas. Mientras tanto, la ciudad sigue sin garantizar una red ciclista bien conectada y segura.
Este retroceso en movilidad sostenible es coherente con la visión de Collboni sobre la bicicleta. El alcalde ya afirmó que “la bicicleta nunca dejará de representar más del 3 o 4% de la movilidad en cualquier metrópoli del mundo”, una declaración que deja claro que su apuesta por la movilidad ciclista es mínima. Frente a otras ciudades que refuerzan su red ciclista y limitan el uso del coche, Barcelona opta por una estrategia conservadora que ralentiza el cambio hacia una movilidad más sostenible.
Con 268 km de carriles bici actualmente, Barcelona sigue estando lejos de alcanzar los estándares de ciudades europeas que han apostado decididamente por la bicicleta. La decisión de Collboni de reducir drásticamente la construcción de nuevas infraestructuras ciclistas supone un freno en el avance hacia una ciudad menos contaminada y más accesible para peatones y ciclistas.