El anterior gobierno municipal de la alcaldesa Ada Colau se comprometió a destinar parte de los beneficios derivados de la operación urbanística de les Tres Xemeneies a comprar el edificio de la calle Blesa y convertirlo en un gran equipamiento de barrio, incluyendo un nuevo espacio para los castellers. Sin embargo, el actual consistorio de Jaume Collboni no acaba de concretar el compromiso.
Los Castellers de Poble-sec, nacidos en 1999 y parte esencial de la vida asociativa y cultural del barrio, arrastran desde hace tiempo la demanda de un nuevo local. Antes de establecerse en la calle Blesa en 2013, contaban con un local social de alquiler y un espacio de ensayo provisional en diversos emplazamientos. El alquiler de este local permitió unificarlos, pero desde entonces nada ha cambiado y la colla vive en una constante incertidumbre sobre el futuro de su espacio. “El hecho de estar de alquiler y que se nos renueve cada mes no nos permite estar tranquilos, ni plantearnos hacer muchas mejoras para nuestra actividad”, lamenta la presidenta de la Colla Castellera del Poble-sec, Núria Bosch.
El local actual sufre graves deficiencias en cuanto a aislamiento acústico y térmico, y recientemente las mallas laterales del techo han sido perforadas, permitiendo la entrada de palomas. Los excrementos de las aves están provocando problemas de insalubridad, así como el desprendimiento del techo, con el peligro que eso supone durante los ensayos de los castellers. Además, la falta de una buena insonorización obliga a que los músicos ensayen aparte, complicando aún más los ensayos.
Las limitaciones físicas condicionan también el potencial de crecimiento de la colla. Sin un local adecuado, no solo peligra la actividad castellera, sino que también se dificulta la labor que lleva a cabo la entidad en materia de integración de personas de diversos orígenes, contribuyendo a la dinamización del barrio y al arraigo de las personas recién llegadas.
El anterior gobierno municipal de la alcaldesa Ada Colau se comprometió a destinar parte de los beneficios derivados de la operación urbanística de les Tres Xemeneies a comprar todo el edificio y convertirlo en un gran equipamiento público, incluyendo un nuevo espacio para los castellers. Pero el actual consistorio de Jaume Collboni no acaba de concretar ese compromiso. Con el cambio de gobierno, esa esperanza ha quedado en el aire. Desde la colla castellera, Núria Bosch reclama: “un local seguro en cuestiones físicas y temporales que nos permita hacer nuestros ensayos en buenas condiciones y que pueda ser compartido con otras entidades culturales no privadas que lo necesiten”.
En un contexto de individualización profunda y fragmentación de las sociedades, la defensa de los espacios donde se forma tejido asociativo debería ser una prioridad por parte de las instituciones. Los espacios de barrio, como los locales de ensayo y otros equipamientos, forman parte de las arterias de una ciudad y generan lugares donde las personas crean vínculos y se tejen redes de cuidados. A través de su actividad, se promueve un sentimiento comunitario basado en la organización colectiva, la confianza y el apoyo mutuo, valores esenciales para una sociedad cohesionada, solidaria y arraigada a su barrio y a su ciudad.
En definitiva, la reivindicación de los Castellers de Poble-sec no es solo una demanda de un espacio digno para ensayar, sino que luchan por preservar la cultura, la comunidad y el derecho a un barrio vivo frente al individualismo imperante.