Torre Baró vuelve a sentirse aislado: el bus a demanda deja sin transporte a parte del vecindario

Casi 50 años después de las revueltas por el bus 47, los vecinos del sur de Torre Baró denuncian esperas de hasta tres horas para acceder al único transporte público.

Casi 50 años después de las revueltas por el bus 47, los vecinos del sur de Torre Baró denuncian esperas de hasta tres horas para acceder al único transporte público.

Décadas después de que los vecinos de Torre Baró secuestraran un autobús para exigir conexión con el centro de Barcelona, la historia parece repetirse. Esta vez no hay barricadas ni protestas masivas, pero sí un malestar profundo: el sistema de bus a demanda implantado hace tres años en la parte sur del barrio ha dejado sin transporte fiable a cientos de vecinos, que denuncian esperas de hasta tres horas para recorrer apenas unos cientos de metros.

El servicio, gestionado por Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), requiere que los trayectos se reserven con antelación mediante una aplicación móvil o por teléfono. Si no se solicita con margen, las esperas pueden superar los 100 minutos. En algunos casos, como confirma la Asociación de Vecinos de Torre Baró, han llegado a alcanzar las tres horas. Aunque TMB asegura que son casos puntuales, los vecinos contradicen esta versión y señalan que las demoras son diarias. “La media no importa cuando la espera es de 70, 120 o hasta 180 minutos y no tienes alternativa”, señala Valeria Ortiz, presidenta de la entidad.

Las consecuencias afectan sobre todo a personas mayores, con problemas de movilidad o sin acceso a vehículos. Isabel Reyes, de 85 años, necesita el bus para bajar a la parte baja del barrio e ir al hospital, pero si no puede prever el horario con exactitud, puede quedarse esperando durante horas. Otros vecinos se ven obligados a ejercer de chófer para familiares o conocidos, en un barrio con fuertes pendientes y sin marquesinas. “Con que pase una vez, es suficientemente grave”, reconoció el concejal de Nou Barris, Xavier Marcé, en una audiencia pública. Prometió mejoras, pero las soluciones aún no han llegado.

TMB prevé un cambio tecnológico en la plataforma y la construcción de una rotonda que podría mejorar el servicio, pero la obra está bloqueada por trámites y no empezará hasta 2026. Mientras tanto, vecinos como Isabel Cano o Toni Ruiz insisten en que antes había una línea regular que funcionaba mejor, aunque pasara solo cada media hora. Hoy, la incertidumbre es la norma, y el aislamiento, una rutina. “Estamos peor que hace 50 años”, resume Isabel González Montoya, que se desplaza con andador. En Torre Baró, el derecho a moverse sigue siendo una lucha pendiente.

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