La OCDE elogia las superillas de Colau por su impacto social, mientras el gobierno de Collboni frena su expansión

El modelo de superilla es reconocido por la OCDE por hacer ciudades más inclusivas, pero el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido no replicarlo por su coste.

El modelo de superilla es reconocido por la OCDE por hacer ciudades más inclusivas, pero el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido no replicarlo por su coste.

Un informe publicado esta semana por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) destaca las superillas de Barcelona como una política urbana ejemplar que contribuye a hacer las ciudades “más accesibles, seguras e inclusivas para todas las edades”. El documento subraya que este tipo de intervenciones —que priorizan al peatón, reducen el tráfico y crean espacios verdes— benefician especialmente a los niños y a las personas mayores, colectivos habitualmente relegados en entornos urbanos dominados por el coche.

El modelo, implementado mayoritariamente durante el mandato de Ada Colau, forma parte de programas como Protegim les escoles y el Pla del Joc a l’Espai Públic. Según la OCDE, se trata de una política que mejora la salud comunitaria, fortalece el tejido social y puede ser clave en el envejecimiento activo y la economía de los cuidados. Pese a esto, el actual gobierno de Jaume Collboni ha anunciado que no desarrollará nuevos ejes verdes como los del Eixample, argumentando que su mantenimiento resulta demasiado costoso.

El Ayuntamiento asegura que los ejes verdes de Consell de Cent, Girona o Comte Borrell —ejecutados con una inversión de 53 millones de euros— han generado problemas de convivencia y de carga y descarga, y no han tenido un impacto inmediato en los niveles de contaminación global de la ciudad. Además, prevé gastar 2,5 millones de euros solo en reparar escocells rotos en Consell de Cent. “Necesitamos un modelo más escalable”, ha declarado la teniente de alcaldía Laia Bonet, que apuesta por pacificaciones más “reproducibles”.

Sin embargo, diversos estudios técnicos afirman que aplicar el plan completo de ejes verdes planteado por el anterior gobierno podría evitar hasta 178 muertes prematuras cada año. Y mientras el gobierno socialista reorienta su estrategia, el modelo de superilla sigue recibiendo elogios fuera del país. La OCDE, además, ha puesto como ejemplo a Barcelona en otros ámbitos como la salud digital, vinculada al envejecimiento saludable. El contraste entre el reconocimiento internacional y la falta de continuidad local reabre el debate sobre el modelo de ciudad que Barcelona quiere construir.

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