Una quincena de ciudades del sur de Europa han unido fuerzas para convocar una gran manifestación unitaria contra la turistificación el próximo 15 de junio. Bajo el paraguas de la Xarxa SET d’Europa contra la Turistificació, colectivos de Barcelona, Nápoles, Lisboa, Venecia, Palma, San Sebastián, Valencia, Eivissa, Alicante, Granada, Bilbao, el Pirineo y las Islas Canarias, entre otros, impulsan una jornada de protesta para exigir límites al crecimiento del turismo masivo y abrir el debate sobre el decrecimiento turístico.
El anuncio se ha producido este viernes en Barcelona, durante el encuentro de movimientos sociales que analizan durante el fin de semana las consecuencias del turismo en sus territorios y preparan nuevas acciones coordinadas. Según el manifiesto presentado, el objetivo es que «la voz contra la turistificación resuene en todo el continente» y servir de altavoz a la necesidad de «iniciar de una vez la transformación socioeconómica de los territorios explotados».
El manifiesto denuncia que el turismo masivo «empobrece a la gente», «acapara territorio, servicios públicos y subvenciones», y «agrava la crisis ecológica». Los colectivos reclaman un cambio de rumbo y defienden que el decrecimiento turístico es la única vía viable para garantizar el derecho a la vivienda, proteger el medio ambiente y preservar la vida comunitaria en los barrios y ciudades.
La movilización del 15 de junio se celebrará bajo un lema común, aunque cada ciudad o territorio decidirá cómo llevarla a cabo, ha explicado Daniel Pardo, miembro de la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (ABDT). El encuentro también incluirá talleres, debates y acciones simbólicas, como la prevista en los alrededores de la Sagrada Familia este domingo, para lanzar un mensaje claro de continuidad en la lucha contra la turistificación.
La protesta da continuidad a las movilizaciones del verano pasado, cuando miles de personas salieron a las calles de Barcelona bajo el lema «Prou, posem límits al turisme». Una de las imágenes más impactantes de aquella jornada fue la de un manifestante rociando con una pistola de agua a turistas en una terraza, una instantánea que recorrió el mundo y que ahora sirve de inspiración para fortalecer una resistencia que ya es internacional.