El gabinete de seguridad de Israel ha aprobado un plan para conquistar y mantener militarmente Gaza, desplazando a cientos de miles de palestinos hacia el sur del enclave. Esta decisión marca un cambio significativo en la estrategia israelí, pasando de incursiones temporales a una ocupación prolongada de territorios en Gaza. El primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich han afirmado que las tropas israelíes permanecerán en las zonas ocupadas, independientemente de la liberación de rehenes por parte de Hamás.
El plan implica la evacuación forzosa de la población palestina en las zonas ocupadas, con el objetivo de expandir las «zonas de seguridad» en torno a Gaza. Las autoridades israelíes han ordenado la evacuación de barrios en las ciudades de Jan Yunis y Beit Lahia, así como la ocupación parcial del corredor de Netzarim. Estas acciones han provocado un nuevo desplazamiento masivo de palestinos, que se ven obligados a trasladarse hacia el sur del enclave.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por las implicaciones humanitarias de este plan. Organizaciones de derechos humanos han denunciado la violación de los derechos de los palestinos y el agravamiento de la crisis humanitaria en Gaza. Naciones Unidas ha instado a Israel a respetar el derecho internacional y a garantizar la protección de la población civil en el enclave.
Esta decisión se produce en un contexto de creciente tensión en la región, con un alto número de víctimas y una situación humanitaria cada vez más grave. La comunidad internacional se enfrenta al desafío de abordar la crisis en Gaza y de presionar a las partes involucradas para que busquen una solución pacífica y respetuosa de los derechos humanos.