El Gobierno de Sánchez pide que la Flotilla «no se adentre en la zona de exclusión, porque hacerlo pondría en riesgo severo su propia seguridad». Una zona que, en realidad, se encuentra en aguas internacionales y en la que, aun así, el buque español no entrará.
Por su parte, el Gobierno de Meloni teme que la Flotilla tambalee su acuerdo con Trump y retira las fragatas en un momento crítico, cuando se prevé que Israel asalte y hunda algunos de los barcos.
Los tripulantes de la Flotilla
Los activistas abordo denuncian una operación de acoso por parte de buques militares de Israel durante la madrugada pasada. La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, cuenta que uno de los submarinos “estuvo dando vueltas alrededor del barco” haciendo que cayeran “todas las comunicaciones, internet y el sistema de navegación”. Una maniobra que se repitió en dos de los barcos principales, el Sirius y el Alma.
Los tripulantes exigen a los gobiernos europeos compromiso con el pueblo palestino y que hagan cumplir a Israel con la ley internacional, que se pretende saltar, de nuevo, con el inminente asalto a los barcos de la Flotilla comprometidos con esta misión humanitaria.