Esta mañana, el Ayuntamiento de Barcelona ha desplegado dos pancartas en la fachada de Plaça Sant Jaume con el fin de reitierar su compromiso con el pueblo palestino y reflejar, a su vez, la voluntad de todos los vecinos y vecinas, que siguen llenando las calles de la ciudad en cada manifestación convocada en contra del genocidio en Gaza. Se trata de una iniciativa llevada a cabo por parte de Barcelona en Comú que, junto a ERC, han conseguido empujar al alcalde Jaume Collboni (PSC) a llevar a cabo esta acción durante la Diada Castellera.
«Aturem el govern genocida d’Israel» // «Solidaritat amb la Flotilla»
Iniciativas institucionales por Palestina
El apoyo al pueblo palestino se ha reforzado en las últimas semanas, por vía institucional, a través de diferentes formas. En el último Plenario (viernes 26), el partido liderado aún por Janet Sanz consiguió aprobar, con los votos favorables de ERC y PSC, una proposición para hacer efectivo el boicot a Israel en la ciudad: prohibir que el «Estado genocida» pueda participar en ningún evento deportivo, cultural, científico o tecnológico. Algunos como el Smart City Congress, la fira The Dystrict o el Tour de Francia, en su paso por Barcelona.
Asimismo, el 17 de septiembre, durante una comisión extraordinaria de Presidencia, BComú y ERC obligaron al Ayuntamiento a pedir al Gobierno de España protección para la Flotilla -en la que viajan, entre otros, la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el concejal de ERC Jordi Coronas-, aprobando una declaración institucional a favor de la expedición humanitaria. Esta salió adelante a pesar de los votos en contra de PP y Vox y la abstención de Junts.
La oposición se adelante al PSC
Todas las iniciativas por Palestina han sido impulsadas desde la oposición, forzando al alcalde a compromerterse con el pueblo palestino después de que este hubiera restablecido las relaciones diplomáticas con Israel tras su llegada a la alcaldía (deshaciendo la ruptura aprobada en su día por Ada Colau). Una decisión que levantó mucha polémica en la ciudad y que, casi dos años más tarde, tuvo que revertir debido a la presión social y de los partidos de izquierda.