En un contexto en el que el acceso a la vivienda se ha convertido en un privilegio, el tejido cooperativo de Sants-Montjuïc vuelve a organizarse para ofrecer alternativas reales. Impuls Cooperatiu de Sants y el Secretariat d’Entitats de Sants, Hostafrancs y la Bordeta han presentado oficialmente El Bombí, una herramienta que busca frenar la especulación y garantizar alquileres justos mediante un sistema de intermediación directa entre pequeños propietarios y unidades familiares que buscan piso. La presentación tuvo lugar la semana pasada, en la Nau 69 de Can Batlló.
El proyecto nace como respuesta a una situación límite. Según los servicios de investigación del Consejo de la Unión Europea, los habitantes de Barcelona destinan hasta el 74 % de su salario al pago del alquiler. En este escenario, cada vez más hogares viven con el agua al cuello, mientras el mercado inmobiliario continúa inflando los precios. El Bombí propone cortar el circuito especulativo y recuperar la lógica del bien común: vivienda digna a precio justo.
La iniciativa se presenta como un mecanismo práctico y replicable. Su función es sencilla: mediar entre propietarios que desean alquilar sus pisos y personas o familias que necesitan vivienda, garantizando contratos ajustados a la Ley de Vivienda y precios dentro de los márgenes establecidos. De este modo, los intermediarios tradicionales y los fondos especulativos quedan fuera de juego, devolviendo protagonismo a la confianza y a la gestión comunitaria.
El proceso de creación de El Bombí comenzó en enero, con una serie de encuentros entre entidades vecinales, colectivos cooperativos y pequeños propietarios. A lo largo de los meses, el proyecto ha ido recogiendo aportaciones y afinando su modelo para responder a las necesidades reales del barrio.
El lanzamiento llega en un momento en que la emergencia habitacional continúa agravándose. Según datos de Oxfam, el 30% de las personas en Cataluña considera que no dispone de ingresos suficientes para vivir dignamente. Ante la inacción institucional, las entidades sociales y cooperativas del territorio vuelven a demostrar que la autoorganización sigue siendo una de las respuestas más efectivas. El Bombí es, en definitiva, una chispa de esperanza en un panorama marcado por la desigualdad y la especulación.
