Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, las políticas de diversidad, equidad e inclusión han sido uno de sus principales objetivos de ataque. Apenas unas semanas después de asumir el cargo, grandes empresas como Disney y Google han comenzado a desmontar medidas que, en los últimos años, buscaban hacer sus productos y servicios más inclusivos. Disney ha anunciado cambios en los mensajes de advertencia sobre el contenido racista en sus clásicos, reduciendo su impacto, mientras que Google ha eliminado de su calendario referencias a fechas clave como el Orgullo y el Mes de la Historia Negra.
En el caso de Disney, la plataforma de streaming Disney+ había incluido desde 2019 avisos en películas como Dumbo o Peter Pan, alertando sobre representaciones racistas o estereotipadas. Estos avisos se reforzaron en 2020 con mensajes más amplios que reconocían el impacto dañino de estas representaciones. Sin embargo, la compañía ha decidido rebajarlos con un mensaje más neutro, eliminando cualquier referencia al «doloroso impacto» del contenido. Este cambio llega tras años de ataques desde la derecha estadounidense a la compañía, acusándola de promover una “agenda progresista”.
Por su parte, Google ha eliminado de su calendario predeterminado eventos como el Orgullo LGTBI, el Mes de la Historia Negra y el Día del Recuerdo del Holocausto, argumentando que mantener una lista global de “momentos culturales” no era sostenible. Sin embargo, esta decisión coincide con la llegada de Trump a la Casa Blanca y su ofensiva contra las políticas de diversidad en el sector privado. Además, Google ha anunciado que reducirá sus objetivos de contratación en materia de diversidad, una medida que sigue la línea de la orden ejecutiva de Trump para eliminar estos programas en las agencias federales y presionar a contratistas del gobierno a hacer lo mismo.
La ofensiva contra la diversidad en EE.UU. no es casualidad. Desde su regreso al poder, Trump ha suspendido las oficinas gubernamentales que promovían la inclusión y muchas grandes empresas están siguiendo su ejemplo. Lo que está en juego es más que la eliminación de unos avisos o la desaparición de fechas en un calendario: es un intento deliberado de borrar la memoria histórica, minimizar la discriminación y devolver el poder a quienes siempre lo han tenido.