Los vecinos del Besòs i el Maresme han alzado la voz ante los graves retrasos en el plan de regeneración urbana que debía transformar sus viviendas. La ejecución de las obras, financiadas en parte con fondos europeos Next Generation, acumula demoras que podrían hacer perder la inversión de hasta 30 millones de euros. Solo una de las diez fincas incluidas en la prueba piloto ha sido rehabilitada, mientras otras seis ni siquiera han iniciado obras. El Ayuntamiento reconoce las dificultades, pero asegura que el proyecto seguirá adelante más allá del actual programa europeo.
La asociación vecinal SOS Besòs acusa directamente al gobierno municipal de “mentir” y de no asumir responsabilidades políticas. “Sabemos que nos engañan y lo podemos demostrar”, declaró Teresa Pardo, portavoz de la plataforma, en una entrevista en betevé. Pardo denuncia que hay edificios apuntalados desde hace años, con familias viviendo en condiciones de riesgo estructural, e incluso algunas que han tenido que ser desalojadas por los bomberos. “Tendrán responsabilidad directa si hay víctimas”, advirtió.
La situación ha generado un amplio frente político. Junts y Barcelona en Comú promovieron una comisión extraordinaria para reprobar a la teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet, por su “dejación de funciones”. La moción prosperó con el apoyo de PP y Vox, mientras que ERC se abstuvo. Desde BComú, Lucía Martín criticó que el Ayuntamiento haya impuesto “condiciones económicas inasumibles” a las comunidades vecinales y que Bonet no haya visitado el barrio “ni una sola vez en dos años”.
El consistorio defiende que las dificultades técnicas, las licitaciones desiertas y la complejidad social del plan explican los retrasos. Bonet asegura que se está cumpliendo con los compromisos y que se ha solicitado al Estado una ampliación del plazo para que las obras iniciadas antes del 30 de junio de 2026 puedan acogerse a los fondos europeos. Sin embargo, los vecinos temen que, de perderse esta financiación, los costes acaben repercutiendo directamente en sus bolsillos.
El plan contempla la rehabilitación de 1.251 viviendas, repartidas en 64 bloques. De ellas, solo una decena forman parte de la fase piloto actual. El resto queda aplazada para futuras fases que se extenderían hasta más allá de 2030. Según los vecinos, “medio barrio está afectado” por aluminosis, humedades y riesgo de colapso estructural. Mientras el proyecto se encarece un 20% y algunas constructoras se retiran, la incertidumbre aumenta.
La situación del Besòs no es una excepción. Trinitat Vella, también incluida en el plan de regeneración, presenta niveles de ejecución igualmente bajos. El ejecutivo de Jaume Collboni ha iniciado contactos con las comunidades afectadas en ambos barrios para intentar reconducir el calendario. Pero mientras tanto, más de un millar de familias siguen esperando que la transformación prometida se convierta en realidad.