Donald Trump ha activado una nueva serie de aranceles a nivel mundial, como parte de su estrategia de renegociación de acuerdos comerciales con diversos países. Esta decisión se basa en la acusación de prácticas comerciales injustas y busca imponer un sistema de tarifas recíprocas que afecten a una amplia gama de productos importados.
Los sectores más afectados por estas tarifas incluyen productos manufacturados, tecnología avanzada y artículos agrícolas. La medida ha generado preocupaciones entre los aliados comerciales de EE.UU., como la Unión Europea y China, quienes ya han anunciado planes para aplicar medidas retaliatorias.
Por otro lado, los economistas advierten que esta guerra comercial podría tener consecuencias negativas para la economía estadounidense, especialmente en un contexto de recuperación tras la pandemia. Las tarifas elevarían los costos de productos importados, afectando tanto a empresas como a consumidores.
A pesar de las advertencias, la administración Trump ha defendido la medida como necesaria para asegurar un «comercio justo» y proteger los intereses nacionales frente a lo que consideran políticas comerciales desleales. Este paso podría intensificar aún más las tensiones globales y remodelar el comercio internacional en los próximos años.