La fuerza vecinal contra los bloqueos
Los Presupuestos Participativos no son solo una partida en las cuentas municipales: son una herramienta de empoderamiento colectivo, una forma de devolver a la ciudadanía el control sobre lo que es suyo. En Ciutat Vella, un distrito con una riqueza social incomparable, pero también con necesidades urgentes, esta iniciativa es fundamental para construir una ciudad más justa, desde las bases y para las personas.
Os animo a participar en este proceso que ya ha demostrado su impacto: plazas renovadas, carriles bici seguros, calles pacificadas… Logros concretos, propuestos y votados por quienes mejor conocen el territorio: sus vecinos y vecinas. Pero esto no es suficiente. El verdadero reto es profundizar en la democracia participativa, incluso cuando el gobierno municipal pone trabas.
El impacto real: cuando la ciudadanía decide
Gracias a la movilización ciudadana, en la última edición invertimos 3,6 millones de euros en proyectos impulsados por la gente: renovación de parques, creación de entornos escolares seguros y zonas de juego inclusivas para la infancia; eliminación de barreras arquitectónicas, pacificación del tráfico y construcción de carriles bici para mejorar la movilidad; además de ejes verdes, superilles y proyectos de transición ecológica que apuestan por la innovación ambiental.
Ahora el reto es doble: superar nuestras propias cifras récord de participación (ya mayores que en ciudades como París o Madrid) y blindar estos mecanismos democráticos frente a un Ayuntamiento que sigue prefiriendo gobernar sin escuchar a su ciudadanía.
Votar es resistir: por qué esta elección es política
Los Presupuestos Participativos se han convertido en el último refugio donde la voz vecinal aún puede decidir. Mientras el gobierno de Collboni recorta —sin ampliar los 30 millones de euros de la edición anterior—, ignora propuestas ciudadanas clave como las superilles o los carriles bici, y cierra otros canales de participación que antes existían con Barcelona en Comú, este mecanismo democrático adquiere un valor de resistencia.
Por eso, hoy más que nunca, votar no es solo elegir: es un acto político. Cada voto es un «Sí» a la democracia real y un «No» rotundo a los intentos de silenciar a la ciudadanía. En un contexto donde el PSC parece empeñado en gobernar sin escuchar, la participación se convierte en la mejor herramienta para defender lo que es nuestro.
Hagamos historia juntas
Del 12 al 17 de mayo, en decidim.barcelona, tenemos la oportunidad de demostrar que #LasVecinasVotamos y qué #BarcelonaDecide. En Ciutat Vella, cada euro de estos presupuestos es un paso hacia un distrito más justo, pero también una prueba de que, incluso con un gobierno que ignora a la ciudadanía, la organización vecinal puede romper los límites.
No permitamos que el PSC nos arrebate este espacio. Votad, difundid, exigid. La participación es nuestro músculo democrático: usémoslo.