Guillem Agulló, joven antifascista asesinado por un grupo neonazi hace 31 años, se ha convertido nuevamente en objetivo de la ultraderecha. El concejal de Vox en València, Juan Manuel Badenas, ha anunciado que retirará su nombre del paseo en los Jardines de Viveros al considerar que fue “una imposición” de una parte de los valencianos.
La figura de Guillem, símbolo de la lucha contra el fascismo y la intolerancia, ha sido un referente para generaciones en València y más allá. Su asesinato a manos de neonazis fue minimizado por la justicia como una simple “riña”, pero su familia y los movimientos sociales han mantenido viva su memoria. Ahora, Vox y el PP se suman al intento de borrar su legado, eliminando también el premio Guillem Agulló, instaurado en 2016 en Les Corts como reconocimiento a la lucha contra la xenofobia.
Estas acciones no son aisladas. A pocos días de estos anuncios, un casal juvenil en Castelló fue atacado por un grupo fascista, dejando a un joven hospitalizado en la UCI. El blanqueo institucional del odio por parte del PP y Vox alimenta un clima de creciente violencia en las calles, donde la memoria y los valores democráticos están en peligro.
La memoria de Guillem Agulló no puede ser borrada. Su legado sigue vivo como símbolo de resistencia contra el fascismo. Frente a los ataques, recordar es luchar. La sociedad debe unirse para frenar este intento de reescribir la historia y para garantizar que la justicia, la igualdad y la memoria prevalezcan.